Apuntes

VIDA Y OBRA

Karl Marx nació en Tréveris (1818), en el seno de una familia acomodada. Durante su estancia en la Universidad de Berlín descubre el pensamiento hegeliano. Por su radicalismo democrático tendrá que renunciar a su intento de conseguir una cátedra en Bonn. Fue periodista en la Gaceta renana (1842) y en Francia fundó los Anales francoalemanes (1844). En 1843 se casó con Jenny von Westphalen, hija de nobles, pese a la prohibición de los padres de ella. Ese mismo año conoce a Friedrich Engels en París, que será su gran amigo, colaborador y mecenas. Por sus actividades políticas y sus teorías revolucionarias será expulsado de Francia y de otros países donde intentó instalarse (Bélgica y Alemania). Estuvo en contacto con el movimiento obrero desde 1844 y en 1848 redactó, junto a Engels, en Bruselas, el Manifiesto Comunista. En 1849 se refugia en Londres, donde continúa su tarea política y filosófica. Allí trabaja como corresponsal para el New York Daily Tribune. En 1864 fundó la Asociación Internacional de Trabajadores, (conocida como la Primera Internacional), que aspiraba a unificar el movimiento obrero de los diferentes países. Muere el 14 de marzo de 1883.

Marx orientó la filosofía hacia el ámbito de la acción política, su influencia ha sido el origen de provocar profundos cambios sociales, políticos y culturales. Marx, junto con Freud y Nietzsche, es uno de los llamados 'filósofos de la sospecha', los cuales creen que la sociedad y el ser humano son producto de fuerzas o causas reales que habían permanecido ocultas, camufladas detrás de sus causas aparentes.

El fracaso de la Ilustración. La sociedad de la época de Marx es el resultado de la Revolución francesa y las revoluciones burguesas de los siglos XVIII y XIX. Estas revoluciones supusieron una ruptura con el Antiguo Régimen y la constatación de que la realidad social es transformable por la acción de los hombres. Sin embargo, Marx cree que los ideales que perseguían dichas revoluciones (igualdad, libertad y fraternidad), junto con la autonomía del ser humano (expresada en el sapere aude kantiano) no se habían logrado.

La Revolución Industrial. La Revolución Industrial del XIX subrayó también la idea de que la estructura y el orden social no son fijos y eternos, sino cambiantes y cambiables. Demostró la capacidad del ser humano para transformar y dominar la naturaleza, siendo concebible un nivel de producción suficiente para satisfacer las necesidades naturales y lograr la emancipación del ser humano frente a la naturaleza.

Cambio social. Mediante el análisis de la realidad desde un punto de vista materialista, Marx intenta comprender las contradicciones y tensiones que influyen en el desarrollo de la historia. Su interés no es solo teórico, su filosofía aspira a integrarse dentro de una acción transformadora y se concibe como praxis, como parte de la acción del ser humano en el mundo. Esta acción tiene como fin la emancipación social del ser humano. Marx cree que para eso es necesario descubrir las leyes científicas que rigen la historia, convertir la Historia en una ciencia capaz de predecir, influir y controlar los acontecimientos humanos. En este proyecto fueron varias las influencias que marcaron su pensamiento:

  1. La economía política de los economistas ingleses. De las teorías de Adam Smith y David Ricardo, Marx toma el ideal de la economía como ciencia y la idea de que el trabajo es la fuente de la riqueza, el elemento decisivo en la creación del valor, aunque critica la visión que considera el trabajo como fundamento de la propiedad privada (el salario es el poder que tiene el propietario capitalista sobre el trabajo para devaluarlo, véase la noción de plusvalía, más adelante). Marx considerará que la economía clásica es más una ideología que una ciencia y analiza la relación que se establece entre el trabajador y con los medios de producción y sus propietarios (algo no tratado por los economistas ingleses), estableciendo ahí el origen y fundamento del concepto de alienación del trabajo.
  2. El «socialismo utópico» de Saint-Simon y Proudhon. Marx reconoce sus méritos teóricos y prácticos, compartiendo la crítica a la sociedad capitalista e industrial en la que la clase trabajadora se halla en una situación precaria que la deshumaniza. Pero critica la aspiración de reformar la sociedad a través de actividades benéficas, basadas en la buena voluntad y los buenos sentimientos, más que en una comprensión profunda del problema y de los mecanismos que operan por debajo. La realidad no puede cambiarse solo con buenos deseos. Frente a las propuestas utópicas y su condena moralizante del capitalismo, Marx defiende un análisis científico y objetivo del sistema, un análisis que conduzca a descubrir el camino que de modo seguro producirá su superación y, por tanto, la emancipación de la humanidad. Marx aboga por el análisis materialista de la historia como modelo nuevo de socialismo, el «socialismo científico».
  3. La filosofía alemana, destacando la influencia de  autores como Hegel y Feurbach.
  • Hegel es la culminación de la filosofía idealista, que es para Marx la cumbre de una forma de pensamiento cristiano-burgués, caracterizado por una visión invertida de la realidad. La historia, con sus diferentes formas sociales y políticas, son para Hegel el fruto del desenvolvimiento de lo que llama Idea,  Espíritu o Conciencia (en un sentido abstracto y universal). La auténtica realidad es la Idea: lo real es racional y viceversa. Marx piensa lo contrario: no es la conciencia la que determina el ser social y la vida material de los seres humanos, al contrario, es nuestra dimensión económica y social la que determina las distintas formas de conciencia. Marx invierte la doctrina de Hegel, pero asume algo importante: la concepción dialéctica de la realidad y el concepto de alienación (aunque cambia su significado). Marx presenta su dialéctica como una inversión de la hegeliana, siendo la suya una dialéctica de la realidad material y no de la idea. Según dicha concepción dialéctica de la realidad, el progreso histórico es obra de la oposición o lucha de contrarios.
  • Feuerbach. Tras la muerte de Hegel surgió un conjunto de autores conocido como la «izquierda hegeliana», entre los que destacó Feuerbach. Feuerbach redujo la religión a antropología: es el ser humano el que crea a Dios y no al revés. El espíritu, lo divino, no es más que la proyección de las características y los ideales del ser humano. Marx retoma esta crítica de la religión, pero le parece insuficiente: Feuerbach no reconoce la importancia de las condiciones materiales de producción de la existencia (supervivencia), y por eso su crítica sigue siendo de tipo idealista. Aunque concibe al hombre como ser sensible y concreto, sigue dando prioridad a los aspectos contemplativos o teóricos sobre los prácticos. Marx antepone el trabajo material a la mera contemplación o conocimiento teórico, porque, para él, el ser humano es un ser que transforma el mundo y a sí mismo mediante la actividad productiva. No es un ser contemplativo, sino activo, que transforma la naturaleza haciendo que ésta sea también parte del devenir histórico. Feuerbach no supo ver que el mundo que nos rodea no está dado, sino que es un «producto histórico, resultado de toda una serie de generaciones que lo han transformado».

Orientación práctica. Es en este contexto filosófico se inserta el pensamiento de Marx, siendo la suya una filosofía fundamentalmente orientada a la praxis, a producir un cambio sustancial de la realidad. Pero el marxismo no pretende ser un mero 'panfleto' revolucionario, sino que aspira a ser un pensamiento riguroso y científico. Marx intenta dibujar con precisión los rasgos estructurales de la sociedad capitalista y mostrar de qué manera la revolución es un presupuesto necesario o inevitable dado el estado de cosas presente. De hecho, su pensamiento no puede considerarse como una mera crítica a la sociedad capitalista, ni siquiera una crítica que haga tambalearse el propio sistema. En el fondo es el propio sistema el que se tambalea debido a sus propias contradicciones.

«Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo, pero de lo que se trata es de transformarlo» (Tesis sobre Feuerbach, §11)

MATERIALISMO Y REALIDAD 

Marx tiene una concepción materialista de la realidad, pero debemos distinguir entre un materialismo dialéctico (de Engels) y el materialismo histórico (más propiamente de Marx).

¿Qué es la dialéctica?  Es un modo de explicar la evolución de un sistema (de cualquier tipo) a través de pares de oposiciones. Está compuesta por tres momentos fundamentales:

  • Tesis. Es el punto de partida. No se trata necesariamente de una afirmación o una idea, puede ser una realidad cualquiera o una parte de la misma. 
  • Antítesis. Es algo que niega la tesis, algo que entra en conflicto con la misma. Son dos realidades que no pueden convivir sin oponerse o contradecirse. Hay un choque, una tensión que debe resolverse mediante el surgimiento de algo nuevo.
  • Síntesis. Equilibrio resultante de la oposición anterior. Es el momento o modo en el que se resuelven las contradicciones anteriores. Pero no se trata de equilibrio definitivo. Toda síntesis se convierte en tesis. La dialéctica es un proceso abierto e inacabado. La historia y el mundo se nos presentan siempre 'inacabados'.

Materialismo dialéctico. El materialismo dialéctico es la concepción filosófica de Engels. Intenta explicar la totalidad de la realidad. Marx nunca se ocupó de explicaciones globales sobre la naturaleza, fue Engels el que consideró que la realidad, como totalidad, solo está compuesta de materia. Una materia primaria y eterna, que no se puede crear ni destruir. Todo lo que ocurre se deriva de las propiedades de dicha materia (infinitud, eternidad, temporalidad, espacialidad, automovimiento, etc.). Para Engels la dialéctica no se aplica sólo al proceso histórico, sino también a la naturaleza. La dinámica propia de la materia es dialéctica, señalando tres leyes básicas: (1) ley de unidad y lucha de contrarios, (2) ley del paso de la cantidad a la cualidad, y (3) ley de negación de la negación. No nos detendremos en ellas aquí.

Materialismo histórico. Es probable que Marx no hubiese estado en desacuerdo con la formulación del materialismo dialéctico de Engels, sin embargo, nunca dio explicaciones o elaboró una teoría acerca de la realidad en su conjunto. Se centró en los factores que intervienen en la evolución histórica del ser humano, y por eso su visión se conoce más por el nombre de 'materialismo histórico'. Dicho materialismo no es menos 'dialéctico' que el de Engels, pues Marx no deja de aplicar un método dialéctico, pero no lo aplica al conjunto de la realidad, sino que se centra en la historia,  la economía y, en general, a la realidad social en su conjunto:

  • El materialismo histórico considera que la causa final y la fuerza propulsora decisiva de los acontecimientos históricos cruciales es el desarrollo económico de la sociedad, las transformaciones del modo de producción y de cambio, en la consiguiente división de la sociedad en distintas clases, y en las luchas de estas clases entre sí.
  • Para el materialismo histórico el devenir social se basa en las condiciones materiales o económicas. Toda economía se fundamenta en el modo que tienen los hombres de procurarse los medios de existencia (el vestido, el alimento,...). Y ese modo es el trabajo, la producción. Según el modo de producción y las relaciones sociales que genera se derivará la estructura social. Cuando en una sociedad no todos los miembros trabajan será clasista, es decir, la estructura social podrá dividirse en dos clases de modo general, los ociosos o explotadores y los trabajadores explotados. La lucha de opuestos que determina la evolución social es la lucha de clases, observándose varias fases:
  • Antigüedad: oposición entre esclavos y hombres libres
  • Edad media: oposición entre siervos y señores feudales
  • Capitalismo contemporáneo: oposición entre proletariado y burguesía.

Socialismo científico. La tarea de la filosofía es analizar la realidad social concreta, estudiar la forma social propia del capitalismo, afirmando que en dicho sistema el ser humano no puede desarrollar libremente su actividad esencial ni, por tanto, llevar una vida digna y feliz. La filosofía de Marx no se basa en el descubrimiento de ningún imperativo ético, sino que considera que el secreto de la felicidad del hombre es el desarrollo de sus potencialidades. En El capital, Marx lleva a cabo un análisis exhaustivo del sistema capitalista, estudiando los elementos que lo integran y los mecanismos que impiden ese desarrollo y, con él, la construcción racional y humana del mundo. Estudiará así lo que implican las nociones de capital, valor de uso, valor de cambio, mercancía o plusvalía (entre otras) en relación con las perpetuación de las desigualdades y las malas condiciones de vida. No entraremos en detalles, pero en términos generales puede considerarse que el capital (prácticamente todo lo que no es trabajo en un sistema económico: dinero, máquinas, instalaciones, etc.) tiende a acumularse, a concentrarse y ser controlado siempre, y cada vez en mayor medida, por unos pocos propietarios, lo cual hace que aumente del mismo modo el poder y control que son capaces de ejercer sobre la sociedad.

¿Cuál es la contradicción dialéctica más importante desde la perspectiva del materialismo histórico? Se trata, sobre todo, de una relación dialéctica de elementos materiales, como la oposición 'hombre-naturaleza' o 'capital-mano de obra', por ejemplo. Estas oposiciones que surgen de lo más elemental de la vida, del hecho de que el ser humano necesita satisfacer unas necesidades biológicas mediante el trabajo. Esos son los factores determinantes de la evolución social. Tal evolución no es conducida por la 'astucia de la Razón' ni sus diferentes fases son las fases de un ningún espíritu abstracto (como decía Hegel, considerando que el desarrollo de la historia seguía siempre el camino de la razón en un proceso de autodesarrollo del Espíritu). La historia es la sucesión de los diferentes modos en los que el ser humano ha satisfecho sus necesidades, la historia de los diferentes modos de producción. Un modo de producción queda definido por una serie de recursos disponibles (materias primas, herramientas, trabajo, etc.) que se organizan de una determinada manera. A lo largo de la historia se habrían sucedido diversos modos de producción hasta llegar al capitalismo. Por eso la contradicción fundamental para el materialismo histórico en un sistema capitalista es esa en la que se opone el capital (los intereses propietarios de los medios de producción) y el trabajo (los intereses de los trabajadores o proletarios). El ser humano es el actor principal de la historia, pero esa historia sólo avanza a través de contradicciones y luchas. Para analizar mejor esa situación debemos entender dos nociones importantes, las de infraestructura y superestructura:

Infraestructura. Es la base económica del sistema, el modo en que se organiza la producción material. En ella encontramos:

(a) Los factores o medios de producción, en los que se incluyen los materiales o recursos sobre los que se trabaja (materias primas), los instrumentos que se utilizan para transformarlos (herramientas, fábricas, talleres, etc.) y la propia mano de obra.

(b) Las relaciones de producción, que son las relaciones sociales que se establecen entre los hombres como consecuencia de la necesidades de producción y la organización social del trabajo (las cuales, jurídicamente, se expresan sobre todo por las relaciones de propiedad). En el sistema capitalista, la burguesía posee los medios de producción, y el trabajador la fuerza de trabajo que vende al burgués, al propietario de los medios de producción.

(c) Por otro lado, además de las relaciones sociales, encontramos unas relaciones técnicas, que son las referidas a la relación que se establece entre los agentes de la producción y los medios de producción.

Superestructura. Es todo lo que la sociedad cree y teoriza sobre el mundo y sobre sí misma, la propia comprensión que ésta tiene de la realidad. Son las formas de conciencia (jurídicas, políticas, etc.) que forman el conjunto de representaciones (ideas, imágenes, símbolos, mitos...) y valores de cada sociedad en un momento dado. También llamada ideología. Para Marx la ideología dominante es la ideología de la clase dominante en cada momento histórico. Las clases sociales dominantes no solo imponen las condiciones de trabajo, sino también determinan la naturaleza del mundo cultural de cada época. Y por eso, la cultura, como tal, tiende a justificar la estructura económica de ese periodo concreto. Es el conjunto de leyes, ideas y costumbres que surge de dicha forma de producción.

CRÍTICA DEL CAPITALISMO

La sociedad capitalista se divide en clases sociales entre las que surge una contradicción fundamental entre las dos principales: burguesía y proletariado. La burguesía tiene la propiedad privada de los medios de producción y el proletariado sólo posee su fuerza de trabajo, su praxis, que tiene que vender a la propia burguesía para sobrevivir. Surge así la explotación de una clase sobre otra y con ella la lucha de clases. Antes de tratar la lucha de clases veamos alguno de las nociones claves en la crítica de Marx al capitalismo:

Plusvalía. La noción de plusvalía es clave para entender la crítica de Marx al capitalismo. Se resume en un hecho simple: el capitalista obtiene beneficio porque paga al trabajador menos de lo que valen las mercancías que éste produce. Marx considera que el trabajo es la base de la producción de valor (lo que hace que el producto manufacturado valga más que el coste de los materiales), por eso la plusvalía se entiende como una forma de robo. El capitalista se apropia de parte del trabajo del obrero. El valor del producto no pertenece al obrero ni sirve para mejorar el mundo, sino que pertenece y beneficia al capitalista, ya que el salario no paga el trabajo realizado sino sólo lo que el trabajador necesita para que el obrero sobreviva y pueda (necesite) volver a trabajar para ser explotado de nuevo.

Acumulación del capital. Marx señala que la inercia propia del capital es la de acumularse, es decir, la de concentrarse en las manos de unas pocas personas. Los beneficios que resultan de la plusvalía suelen reinvertirse en la forma de capital fijo, lo que permite que el dominio del capitalista sobre los trabajadores.

Alienación. Así, la actividad del trabajador, y con ella su propia humanidad, es considerada como un medio para conseguir un beneficio para el capitalista, la plusvalía. No busca crear un mundo más humano. La alienación se produce cuando el obrero siente que su capacidad de transformación del mundo, su praxis, no sirve para humanizar el mundo y hacer de él un lugar mejor sino para crear más capitalismo que le siga oprimiendo. En el capitalismo el proletariado es la negación de lo humano y del sistema al tener que vender su praxis y no poder realizarse como auténticos sujetos racionales.

Con el trabajo el hombre humaniza la materia, se proyecta o exterioriza en ella. Cuando la propiedad privada puede comprar mano de obra el hombre se encuentra desposeído de sí mismo, su trabajo ya no es suyo. La alienación, en general, es la pérdida de la posesión sobre uno mismo que produce el capitalismo, el hecho padecido por el que pertenece a otro. Es en cierto modo una forma de cosificación, pues la actividad más humana, el trabajo acaba siendo una mercancía que se vende en el mercado. Marx distingue varias formas de alienación económica, que es una alienación inherente al trabajo asalariado:

  1. Respecto al producto del trabajo que, convertido en capital resulta un poder independiente frente al trabajador. El objeto producido se le quita al trabajador, al cual le resulta extraño o ajeno.
  2. Respecto a su propia actividad, vendida por salario al capitalista, por lo que la vida del obrero resulta cosificada.
  3. Respecto a la naturaleza, parte de la propiedad de los medios de producción, ajenos al trabajador. La propia naturaleza se cosifica.
  4. Respecto a los otros hombres, pues el hombre, a diferencia de los animales, no trabaja sólo para sí mismo, sino también para los demás (por la especie). En el trabajo alienado, cada uno trabaja para sí mismo, y los demás son extraños, rivales que poseen trabajo o el producto del trabajo.

Como la alienación económica está en el cimiento de cualquier otra alienación, podríamos distinguir las demás alienaciones como superpuestas a la principal. Así podemos hablar de alienación política, en tanto que el Estado burgués coacciona para mantener el poder de la clase dominante; alienación religiosa, en tanto que la moral y la religión son instrumentos de dicha coacción; y del mismo modo con cualquier otro producto de la conciencia (derecho, arte, etc.), en definitiva, ideología de la clase dominante para sostener su dominación. En Marx la alienación religiosa es secundaria; desaparecerá cuando liberemos al hombre de la alienación económica.

Ideología. El materialismo de Marx supone la negación de la autonomía de las ideas respecto a las condiciones materiales de la existencia humana. Las ideas predominantes en un momento histórico dado son el producto de los intereses de las clases dominantes. Las ideas que surgen en cada época histórica solo persisten si son compatibles con las ideas, valores o intereses de la clase dominante. Las ideologías falsean la realidad, encubriendo la explotación co ideas de cierto interés sublimado.

Así, la ideología es una falsa conciencia, un conjunto de creencias que justifica y busca mantener la realidad tal y como es o, lo que es lo mismo, perpetuar el orden establecido, haciendo que los individuos asuman teorías falsas sobre sí mismos y sobre el mundo. Por eso muchas veces la idea que las clases sociales (su lugar en el mundo y en la historia) tienen de sí mismas es algo que sirve para camuflar la explotación que sufren. La consciencia de clase expresa la relación hombre-mundo. Y para Marx este es uno de los lugares en donde debe actuar la crítica de la ideología. Un caso particular lo encontramos en relación con la alienación religiosa:

  • Alienación religiosa. Una parte importante de la ideología, aunque no la única, es la religión. Es ideología porque es un consuelo que justifica y mantiene la irracionalidad de la realidad, impidiendo tomar conciencia de su posible transformación. Hay alienación religiosa cuando el ser humano pone en Dios, un ser inventado, lo que él mismo podría llegar a ser, buscando así consuelo para su vida (por eso es el «opio» del pueblo) y no cambiando el mundo, sino manteniendo el status quo. Cuando ciertos discursos justifican la miseria del pueblo valorando el sufrimiento o las penurias se trataría de ideas beneficiosas para la clase dirigente. Las clases bajas tienden así a adorar lo que te esclaviza, admirar propio sufrimiento, que ingenuamente creen que será recompensado en una vida futura.

POLÍTICA: DIALÉCTICA Y REVOLUCIÓN

Lucha de clases. La historia viene marcada por la lucha de los intereses de grupos sociales contrapuestos. La historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases. En este punto surgen dos aspectos que Marx no resolvió y que han alimentado multitud de debates.

(1) Evolución o revolución. La base económica cambia cuando surgen una serie de contradicciones que, alcanzado un cierto nivel, harán que la sociedad entre en crisis. El propio desarrollo de las fuerzas productivas  produce el desajuste de las relaciones de producción, genera conflictos que marcan las condiciones necesarias para que se produzca una transformación social. En este punto se presenta una ambigüedad:

  • Se considera que un modo de producción sigue a otro de forma evolutiva, gradual, que los nuevos modos de producción y unas nuevas condiciones sociales no aparecen hasta que se han agotado todas las posibilidades de desarrollo de la fase anterior.
  • Se defiende al mismo tiempo la revolución como una forma de forzar el paso de un modo de producción a otro.

El problema aquí es que parece que una de las condiciones necesarias para hacer la revolución presupone que el sistema anterior haya alcanzado su grado máximo de desarrollo (casi hasta estancarse, colapsarse o derrumbarse por sí mismo), a la vez que en términos prácticos se defiende la revolución como una vía de salida. No puede decirse que en la sociedad de la época el capitalismo se hubiese desarrollado del todo (en muchas zonas imperaba un modelo más propiamente feudal que capitalista).

Es difícil precisar el mejor momento para el cambio. Lo que está claro es que, de una forma u otra, la superación del capitalismo, según Marx, pasaría por poner fin a la sociedad de clases. Una vez socializados los medios de producción se pasaría de una sociedad capitalista a otra socialista para concluir en una comunista en la que comenzará una nueva era en la historia de la humanidad, donde los sujetos podrán desarrollar su praxis y ser realmente libres. Sería una sociedad sin clases.

(2) El papel de la superestructura. Antes hemos dicho que la infraestructura determina la superestructura. Pero puede defenderse que no enteramente. De hecho la historia se desarrolla mediante la relación dialéctica entre esta base económica y la superestructura. Esto parece matizar un poco el materialismo de base: no solo importan las condiciones materiales, sino que las ideas también son relevantes para el cambio social. De hecho, se considera la necesidad de que las clases trabajadoras adquieran lo que se conoce como conciencia de clase, que sería una forma de conocimiento de su propia situación y una actitud de defensa de sus propios intereses frente a los de la burguesía. Para esta revolución, el proletariado deberá adquirir una conciencia de clase que le haga comprender que debe hacer la revolución para emanciparse, superando así la ideología propia del sistema capitalista.

EL SER HUMANO

Para Marx, el ser humano está marcado por: 

  1. Su carácter netamente material y biológico. Marx rechaza cualquier dualismo antropológico. Ya no solo es que el concepto de alma no tenga sitio en su filosofía materialista, sino que el propio carácter racional del ser humano es algo secundario.
  2. La importancia del trabajo: el hombre es un ser que está en contacto con la realidad que le rodea y la modifica con su acción o trabajo. El hombre es, ante todo, un ser activo, práctico, siendo el trabajo o praxis su actividad principal. Marx considera que hay que superar la concepción del hombre como ser 'teórico', concepción que procede de la sociedad esclavista griega, donde el trabajo de transformación de la naturaleza estaba reservado a los esclavos. Para Marx, el conocimiento viene marcado por la praxis, la actividad teórico-práctica a través de la cual el hombre transforma la realidad. La praxis sigue un proceso dialéctico: en ella se usa el entendimiento, la actividad teórica, para transformar racionalmente la realidad en la mente y utilizar la sensibilidad activa, actividad práctica, que transforma empíricamente la realidad en algo racional de forma concreta. Solo se podrá afirmar la verdad de lo pensado cuando el hombre lo haya realizado en el mundo.
  3. Su carácter social: El trabajo pone al hombre en relación con la naturaleza y con los demás hombres. La naturaleza aparece "como su obra y su realidad", como "el cuerpo inorgánico del hombre". Igualmente, por el trabajo construye el hombre la sociedad y entra en relación con los otros, de modo que «la esencia humana no es algo abstracto inherente a cada individuo; es, en su realidad, el conjunto de relaciones sociales» [Tesis sobre Feuerbach, VI]. El trabajo hace que los hombres interactúen entre ellos y se agrupen dependiendo de su relación  y posición con el sistema económico social. Por ello, para Marx no importa el individuo, sino la clase social.

Toda teoría únicamente especulativa (o abstracta) de la realidad es, por tanto, falsa. Por ello, el hombre se realiza al transformar la realidad y humanizarla. Y esta realidad externa existe como forma social producida por el trabajo humano y no como algo natural.

Para Marx, las relaciones sociales son relaciones existenciales, pues posibilitan y condicionan concretamente la existencia de cada individuo y de ellas depende cómo será su vida: una sociedad será justa si permite al ser humano cumplir libremente esta praxis desarrollando con ello su racionalidad. Por tanto, para Marx no existe una esencia humana en general: el hombre se hace a sí mismo, a través de la historia, en la sociedad y transformando la Naturaleza a través de su trabajo.

Influencia del pensamiento de Marx

La doctrina de Marx ha tenido una influencia decisiva en economistas y teóricos, marxistas y no marxistas, así como en los regímenes políticos socialistas. La recepción soviética y la vinculación al totalitarismo de izquierdas (Lenin, Stalin) ha salpicado la recepción del pensamiento de Marx, que también habría dado de sí un humanismo marxista que suele pasar más desapercibido. Estos regímenes de algún modo habrían pasado por alto la observación del propio Marx, que entendía que la revolución proletaria se haría preferentemente en aquellos países en los que el capitalismo estaba más desarrollado. Las divergencias comenzaron pronto, el propio Marx diría que él no era «marxista». Deudores en mayor o menor medida autores como Gramsci, Lukács, Althusser, la escuela de Frankfurt, han prolongado la huella del pensamiento de Marx hasta la actualidad.