Glosario

Caridad: Ia caridad es uno de los diversos sentidos que puede darse al amor. En el pensamiento cristiano la caridad ocupa un lugar destacado, ya desde Pablo de Tarso, San Pablo, para quien la caridad es una de las tres virtudes teologales (junto con Ia fe y la esperanza). Agustín de Hipona entiende la caridad como un tipo de amor: aquel que lleva a amar a Io que merece ser amado, esto es, a Dios ante todo, y a los hombres en función de Dios. La caridad se opone, así, a la concupiscencia, que es el amar preferentemente a lo sensible.

Ciudad de Dios: Agustin diferencia en sus escritos entre una Ciudad de Dios y una Ciudad Terrenal. Aunque se ha interpretado de diversos modos el sentido de tales expresiones, parece que Ia Ciudad de Dios estaría constituida por todos aquellos hombres regidos por la caridad, que aman a Dios por encima de todo.

Ciudad Terrenal: Agustín contrapone la Ciudad Terrenal a la Ciudad de Dios. La Ciudad Terrenal estaría constituida por todos aquellos individuos que colocan sus deseos sensibles por encima del amor a Dios.

Ejemplarismo. Idea de que Dios posee en su mente las ideas que le sirven como modelo o ejemplo en el momento de la creación. Contrasta con el lugar exterior en el que Platón sitúa a las ideas respecto al Demiurgo y frente a la indeterminación del 'uno' neoplatónico que no piensa. Frente al ejemplarismo de Platón, que sitúa las ideas al margen del demiurgo, Agustín considera que Dios posee en su mente las ideas que le sirven como modelo o ejemplo en el momento de la creación. También se distingue así de la indeterminación del Uno neoplatónico que no piensa.

Emanación. Es un concepto clave del pensamiento neoplatónico (que surge con Amonio Sacas y que tiene entre sus representantes a Plotino, Porfirio, Jámblico y Proclo). Los neoplatónicos emplean el término emanación para designar el proceso a través del cual surge todo a partir de lo Uno. La emanación se diferencia del concepto judío y cristiano de creación en que es un proceso necesario. Es decir, no es decidido libremente por lo Uno, sino que el proceso acontece porque está en la naturaleza de lo Uno que acontezca.

Gracia. La gracia es un don que el ser humano recibe de Dios tras el pecado original. A través de ella puede remontar Ia situación de caída en que se encuentra. La gracia es lo que permite al hombre usar su libre albedrío para el bien. Dios Ia concede porque quiere, no porque el ser humano Io merezca de alguna manera, por eso no depende de una decisión humana el obtenerla. Es una noción que aparece en los escritos de Pablo de Tarso y que juega un papel esencial en el pensamiento cristiano desde entonces. 

Iluminación. Acción que lleva a cabo Dios sobre el hombre, y que permite a este la captación de lo inteligible en sí mismo, de las Ideas eternas en la mente de Dios. Esta acción divina es similar a Io que hace la luz con las cosas, pues, sin ella, las cosas no podrían ser vistas.

Libertad. Agustín diferencia entre libertad y → libre albedrío. La libertad es la capacidad que tiene el hombre de elegir el bien. Es el ejercicio del libre albedrío tras recibir la → gracia .

Libre albedrío (o libre arbitrio). Para Agustín es capacidad que tiene el hombre de decidir, de elegir. El hombre (a través de Adán) ha usado esta capacidad eligiendo el mal, esto es, anteponiendo lo sensible a Dios. Por eso el hombre es un ser caído, que está en el pecado.

Mal moral: uno de los problemas que se le ha planteado siempre al pensamiento cristiano es el de explicar el origen y naturaleza del mal. Pues parece difícilmente compatible la existencia de un Dios creador del mundo, que es infinitamente bueno, sabio y poderoso, con la existencia del mal. Por lo general la respuesta del pensamiento cristiano consiste en considerar que Dios permite el mal en tanto ello es condición lógica necesaria para que existen ciertos bienes mayores. Así, por ejemplo, Dios ha querido hacer al hombre libre, lo que es un bien mayor que hacerlo no libre. Pero entonces el hombre puede elegir el camino incorrecto, elegir el mal. Precisamente, el mal moral consiste, para Agustín de Hipona, en que el hombre, haciendo uso de su libre arbitrio, elige mal. Esta mala elección consiste en que antepone lo sensible a Dios (elige, por ello, lo peor, lo inferior desde el punto de vista del ser, a lo mejor, a Io superior desde el punto de vista del ser). En esta mala elección reside el pecado.

Maniqueísmo. Religión fundada por el persa Mani, que parte de la existencia de dos sustancias eternas y antagónicas: la Luz (también llamada Dios o Bien) y la Oscuridad (también llamada Mal o Materia). Por lo tanto, y a diferencia de los neoplatónicos, que conciben el mal como no ser, el maniqueísmo atribuye realidad substancial al mal. Agustín fue maniqueo antes de su conversión al cristianismo.

Pelagianismo. En contra de la opinión defendida por Pelagio, para quien la voluntad nunca perdió el poder de hacer el bien y no tiene, por tanto, una necesidad absoluta de la Gracia de Cristo.

Traducianismo: doctrina elaborada por el pensamiento cristiano de la primera época, según la cual el alma de los hijos se genera a partir de los padres, y no es creada directamente por Dios. Esta doctrina permitía explicar la transmisión del pecado de Adán a su descendencia.