Platón | Comentarios de texto
Esta es la selección de textos para el comentario en clase. La versión completa del texto de puede consultarse aquí.
1 | El destino del alma al separarse del cuerpo.
«Sócrates.— Por lo tanto, el alma, lo invisible, lo que se marcha hacia un lugar distinto y de tal clase, noble, puro, e invisible, hacia el Hades en sentido auténtico, a la compañía de la divinidad buena y sabia, adonde, si dios quiere, muy pronto ha de irse también el alma mía, esta alma nuestra, que es así y lo es por naturaleza, al separarse del cuerpo, ¿al punto se disolverá y quedará destruida, como dice la mayoría de la gente?
De ningún modo, queridos Cebes y Simmias. Lo que pasa, de seguro, es lo siguiente: que se separapura, sin arrastrar nada del cuerpo, cuando ha pasado la vida sin comunicarse con él por su propia voluntad, sino rehuyéndolo y concentrándose en sí misma, ya que se había ejercitado continuamente en ello, lo que no significa otra cosa, sino que estuvo filosofando rectamente y que de verdad se ejercitaba en estar muerta con soltura. ¿O es que no viene a ser eso la preocupación de la muerte?» [ Fedón, 80d ]
Uno de los ejes fundamentales sobre los que gira la filosofía de Platón es la preocupación por la inmortalidad del alma. En este texto Platón (a través de Sócrates) defiende que la actividad filosófica es el camino que conduce al dominio de las pasiones y, con él, a una vida más allá de la muerte en compañía de los dioses/ideas. Esto es así porque concibe que el alma puede separarse del cuerpo (hay una unión ‘accidental’ entre ambos), siempre que se haya producido un proceso de purificación que identifica con el conocimiento mismo. Y dicha purificación solo es posible si la parte racional del alma predomina sobre las otras dos, para ello, para no “arrastrar nada del cuerpo”, debe evitar la influencia del alma concupiscible y centrarse en el recuerdo de las ideas que contempló antes de nacer (según el mito del carro alado) y que volverá a contemplar tras la muerte si consigue ese dominio sobre las pasiones innobles. La concención que Platón tiene del ser humano es, por tanto, dualista, pero no tan diferente a la de Aristóteles (que es monista y no cree que el alma pueda existir sin el cuerpo). La similitud entre ambos viene marcada por el hecho de que para Aristóteles el conocimiento aunque no se relacione con la inmortalidad del alma también es el camino hacia la felicidad y por eso propone una forma de vida contemplativa como aspecto central de su ética eudemonista.
2 | El conocimiento de las ideas
«Considera ahora —prosiguió Sócrates— si lo que ocurre es esto. Afirmamos que de algún modo existe lo igual, pero no me refiero a un leño que sea igual a otro leño, ni a una piedra que sea igual a otra, ni a ninguna igualdad de este tipo, sino a algo que, comparado con todo esto, es otra cosa: lo igual en sí. ¿Debemos decir que es algo, o que no es nada? — Digamos que es algo ¡por Zeus! —replicó Simmias— y — con una maravillosa convicción. —¿Sabemos acaso lo que es en sí mismo? —Sí — respondió. —¿De dónde hemos adquirido el conocimiento de ello? ¿Será tal vez de las cosas de que hace un momento hablábamos? ¿Acaso al ver leños, piedras u otras cosas iguales, cualesquiera que sean, pensamos por ellas en lo igual en el sentido mencionado, que es algo diferente de ellas?» [74a-b]
3 | El conocimiento
«[...] y si es que después de haberlos adquirido antes de nacer, pienso, al nacer los perdimos, y luego al utilizar nuestros sentidos respecto a esas mismas cosas recuperamos los conocimientos que en un tiempo anterior ya teníamos, ¿acaso lo que Ilamamos aprender no sería recuperar un conocimiento ya ramiliar? ¿Llamándolo recordar lo Ilamaríamos correctamente?» [75e]
4 | El mundo material y el alma
«¿No es esto lo que decíamos hace un rato, que el alma cuando utiliza el cuerpo para observar algo. sea por medio de la vista o por medio del oído, o por medio de algún otro sentido. pues en eso consiste lo de por medio del cuerpo: en el observar algo por medio de un sentido. entonces es arrastrada por el cuerpo hacia las cosas que nunca se presentan idénticas, y ella se extravía, se perturba y se marea como si sufriera vértigos, mientras se mantiene en contacto con esas cosas?» [79c]
5 | Las reencarnaciones
«— Por ejemplo, los que se han dedicado a glotonerías, actos de lujuria, y a su afición a la bebida, y que no se hayan moderado, ésos es verosímil que se encarnen en las estirpes de los asnos y las bestias de tal clase. ¿No lo crees? — y los que han preferido las injusticias, tiranías y rapiñas, en las razas de los lobos, de los halcones y de los milanos. ¿O a qué otro lugar decimos que se encaminan las almas de esta clase? — Sin duda —dijo Cebes—, hacia tales estirpes. — ¿Así que — dijo él— está claro que también las demás se irán cada una de acuerdo con lo semejante a sus hábitos anteriores?» [82a]
6 | La filosofía
«Cebes, aquellos a los que les importa algo su propia alma y que no viven amoldándose al cuerpo, no van por los mismos caminos que estos que no saben adónde se encaminan, sino que considerando que no deben actuar en sentido contrario a la filosofía y a la liberación y el encanto de ésta, se dirigen de acuerdo con ella, siguiéndola po r donde ella los guía.» [82d]
7 | El alma arrastrada y el alma pura
« —¿Y no decíamos hace un momento que el
alma, cuando usa del cuerpo para considerar algo, bien sea mediante la vista, el oído o algún otro sentido […], esarrastrada por el cuerpo a lo que nunca se presenta en el mismo estado y se extravía, se embrolla y se marea como si estuvieraebria, por haber entrado en contacto con cosas de esta índole?
— En efecto.
—¿Y no agregábamos quecuando reflexiona a solas consigo misma allá se va, a lo que es puro, existe siempre, es inmortal y siempre se presenta del mismo modo? ¿Y que, como si fuera por afinidad, reúnese con ello siempre que queda a solas consigo misma y le es posible, y cesa su extravío y siempre queda igual y en el mismo estado con relación a esas realidades, puesto que ha entrado en contacto con objetos que, asimismo, son idénticos e inmutables?» [Fedón, 355 c-d].
8| El destino del alma al separarse del cuerpo.
«—Pero, en cambio,
si es que, supongo, se separa del cuerpo contaminada e impura, por su trato continuo con el cuerpo y por atenderlo y amarlo, estando inclusohechizada por él, y por los deseos y placeres, hasta el punto de no apreciar como verdadera ninguna otra cosa sino lo corpóreo, lo que uno puede tocar, ver, y beber y comer y utilizar para los placeres del sexo, mientras que lo que para los ojos es oscuro e invisible, y sólo aprehensible por el entendimiento y la filosofía, eso está acostumbrada a odiarlo, temerlo y rechazarlo, ¿crees que un alma que está en tal condición se separará límpida ella en sí misma? —No, de ningún modo —contestó. —Por lo tanto, creo, ¿quedará deformada por lo corpóreo, que la comunidad y colaboración del cuerpo con ella, a causa del continuo trato y de la excesiva atención, le ha hecho connatural? —Sin duda.»
9 | Fedón 78e-79c| La idea de belleza
«-¿Qué pasa con la multitud de cosas bellas, como por ejemplo personas o caballos o vestidos o cualquier otro género de cosas semejantes (…)? ¿Acaso se mantienen idénticas, o, todo lo contrario (…) de ningún modo son idénticas? —Así son, a su vez —dijo Cebes—, estas cosas: jamás se presentan de igual modo. —¿No es cierto que éstas puedes tocarlas y verlas y captarlas con los demás sentidos, mientras que a las que se mantienen idénticas no es posible captarlas jamás con ningún otro medio, sino con el razonamiento de la inteligencia, ya que tales entidades son invisibles y no son objetos de la mirada? —Por completo dices verdad -contestó. —Admitiremos entonces, ¿quieres? -dijo-, dos clases de seres, la una visible, la otra invisible. —Admitámoslo también -contestó. (…) —Vamos adelante. ¿Hay una parte de nosotros -dijo él- que es el cuerpo, y otra el alma? —Ciertamente —contestó. —¿A cuál, entonces, de las dos clases afirmamos que es más afín y familiar el cuerpo? —Para cualquiera resulta evidente esto: a la de lo visible. —¿Y qué el alma? ¿Es perceptible por la vista o invisible? —No es visible al menos para los hombres, Sócrates -contestó. (…) —Por tanto, el alma es más afín que el cuerpo a lo invisible, y éste lo es a lo visible. —Con toda necesidad, Sócrates.»
10 | Lo en sí
«[...] Pues nuestro razonamiento no versa más sobre lo igual en sí que sobre lo bello en sí, lo bueno en sí, lo justo, lo santo, o sobre todas aquellas cosas que, como digo, sellamos con el rótulo de ‘lo que es en sí’, tanto en las preguntas que planteamos como en las respuestas que damos. De suerte que es necesario que hayamos adquirido antes de nacer los conocimientos de todas estas cosas. […] —Pero si, como creo, tras haberlo adquirido antes de nacer, lo perdimos en el momento de nacer, y después, gracias a usar en ello de nuestros sentidos, recuperamos los conocimientos que tuvimos antaño, ¿no será lo que llamamos aprender el recuperar un conocimiento que era nuestro? ¿Y si a este proceso le denominarnos recordar, no le daríamos el nombre exacto?» [Fedón 75d-75e]
En este texto de Platón reflexiona sobre el problema de la adquisición del conocimiento, en él encontramos las siguientes ideas:
• Nuestro razonamiento trata sobre “lo que es en sí”. El “eidos” platónico, la idea, como objeto de los razonamientos e investigaciones, entendido como realidad en sí misma, eterna, inmutable. • Es necesario que hayamos adquirido antes de nacer los conocimientos de todas estas cosas. La posibilidad de razonar o conocer “Lo que es en sí”, las ideas. • Tras adquirirlas antes de nacer las perdimos al nacer. No recordamos lo referido a las ideas. • Después recuperamos (al enfrentarnos con los problemas del mundo sensible) lo conocido antaño. Recordamos, “recuperamos” la capacidad de razonar sobre o con las ideas modelo. • Aprender es recuperar o recordar un conocimiento que ya era nuestro. Teoría de la Reminiscencia.
Pero vemos como bajo esta idea subyace el siguiente razonamiento: Si nuestro razonamiento versa sobre lo “en sí”, las ideas eternas e inmutables y este tipo de realidad (“lo en sí”) no puede ser captada por los sentidos, no existe en el mundo sensible, se debe suponer que ya está en nosotros antes de nacer. Pero al “nacer” parece que no tenemos esta capacidad o conocimiento, si así fuera no haría falta ningún aprendizaje, y puesto que al enfrentarnos con las cosas del mundo sensible, al percibir, al necesitar explicar algo, ayudados por la mayéutica las vamos recordando, debemos concluir que debíamos haberlas perdido u olvidado y que aprender consiste en recordar-reminiscencia.
La relación que guarda el ser humano con las Ideas como verdadero conocimiento, consiste en haberlas conocido antes de nacer, olvidarlas con el nacimiento y volverlas a recordar al conocer mediante los sentidos. El proceso de aprendizaje se define como reminiscencia y consiste en recordar, recuperando lo previamente sabido por el alma que es inmortal y habita antes de su nacimiento en el mundo de las ideas.