Aristóteles | Comentarios de texto

Esta es la selección de textos para el comentario en clase. La versión completa del texto de puede consultarse aqui.

— La vida feliz

«La vida feliz, por otra parte, se considera que es la vida conforme virtud, y esta vida tiene lugar en el esfuerzo, no en la diversión. Y decimos que son mejores las cosas serias que las que provocan risa y son divertidas, y más seria la actividad de la parte mejor del hombre y del mejor hombre, y la actividad del mejor es siempre superior y hace a uno más feliz. Y cualquier hombre, el esclavo no menos que el mejor hombre, puede disfrutar de los placeres del cuerpo; pero nadie concedería felicidad al esclavo, a no ser que le atribuya también a él vida humana. Porque la felicidad no está en tales pasatiempos, sino en las actividades conforme a la virtud, como se ha dicho antes.
Si la felicidad es una actividad de acuerdo con la virtud, es razonable [que sea una actividad] de acuerdo con la virtud más excelsa, y ésta será una actividad de la parte mejor del hombre. Ya sea, pues, el intelecto ya otra cosa lo que, por naturaleza, parece mandar y dirigir y poseer el conocimiento de los objetos nobles y divinos, siendo esto mismo divino o la parte más divina que hay en nosotros, su actividad de acuerdo con la virtud propia será la felicidad perfecta. Y esta actividad es contemplativa, como ya hemos dicho.»

1 | El papel de la voluntad.

«Se dice bien, pues, al decir que se hace justo el hombre realizando acciones justas, moderado haciendo acciones moderadas, de modo que si no se practican actos de este tipo, es imposible que nadie llegue a ser virtuoso. Pero la mayoría no practican estas acciones, sino que, refugiándose en la teoría, creen filosofar y llegar a ser así hombres virtuosos. Se comportan como los enfermos que escuchan muy atentos a los médicos, pero que luego no hacen nada de lo que les prescriben.»

  • Idea: En este texto Aristóteles afirma que una persona solo es virtuosa si realiza actos que se consideren virtuosos. Eso significa que la voluntad es importante a la hora de convertirnos en personas virtuosas, no es suficiente el conocimiento, tal como considera el intelectualismo moral. La formación de hábitos será importante para Aristóteles.
  • Relaciones: Contra el intelectualismo moral de Platón y Sócrates, para quienes el conocimiento del bien es suficiente para obrar bien. Es una crítica muy clara a esos autores, aunque no los mencione.

2 | La virtud como hábito

«Por estas mismas razones las virtudes no son tampoco simples facultades; porque no se dice de nosotros que seamos virtuosos o malos sólo porque tengamos la facultad de experimentar afecciones, así como no es este motivo suficiente para que se nos alabe o se nos censure. Además, la naturaleza es la que nos da la facultad, la posibilidad de ser buenos o viciosos; pero no es ella la causa de que nos hagamos lo uno o lo otro, como acabamos de ver. Concluyamos, pues, diciendo, que si las virtudes no son pasiones, ni facultades, no pueden ser sino hábitos o cualidades; y todo esto nos prueba claramente lo que es la virtud, generalmente hablando.»

  • Idea: Aristóteles precisa el sentido de lo que considera virtud señalando que es necesarimante un hábito.
  • Relaciones: Contra el intelectualismo moral. V. texto anterior.

3 | El término medio

«En toda cantidad continua y divisible, pueden distinguirse tres cosas: primero el más; después el menos, y en fin, lo igual; y estas distinciones pueden hacerse o con relación al objeto mismo, o con relación a nosotros. Lo igual es una especie de término intermedio entre el exceso y el defecto, entre lo más y lo menos. El medio, cuando se trata de una cosa, es el punto que se encuentra a igual distancia de las dos extremidades, el cual es uno y el mismo en todos los casos. Pero cuando se trata del Hombre, cuando se trata de nosotros, el medio es lo que no peca, ni por exceso, ni por defecto; y esta medida igual está muy distante de ser una ni la misma para todos los hombres.»

4 | La contemplación y la felicidad

«Esta actividad es la única que parece ser amada por sí misma, pues nada se saca de ella excepto la contemplación, mientras que de las actividades prácticas obtenemos, más o menos, otras cosas, además de la acción misma. Se cree, también, que la felicidad radica en el ocio, pues trabajamos para tener ocio y hacemos la guerra para tener paz.»

5 | Ética y naturaleza humana

«Y parecería también, que todo hombre es esta parte, si, en verdad, ésta es la parte dominante y la mejor; por consiguiente, sería absurdo que un hombre no eligiera su propia vida, sino la de otro. Y lo que dijimos antes es apropiado también ahora: lo que es propio de cada uno por naturaleza es lo mejor y lo más agradable para cada uno. Así, para el hombre, lo será la vida conforme a la mente, si, en verdad, un hombre es primariamente su mente. Y esta vida será también la más feliz.»

6 | Término medio | Junio 2017

«Los hombres solo son buenos de una manera, malos de muchas. Es, por tanto, la virtud un modo de ser selectivo, siendo un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello por lo que decidiría el hombre prudente. Es un medio entre dos vicios, uno por exceso y otro por defecto, y también por no alcanzar, en un caso, y sobrepasar, en otro, lo necesario en las pasiones y acciones, mientras que la virtud encuentra y elige el término medio. Por eso, de acuerdo con su entidad y con la definición que establece su esencia, la virtud es un término medio, pero, con respecto a lo mejor y al bien, es un extremo» (Aristóteles, Ética a Nicómaco).

7 | La virtud

«Pero, no alcanza con decir sólo que la virtud es un hábito, sino que hace falta decir cómo es ella. Ante todo hay que decir que la virtud perfecciona la buena disposición de la que procede y con arreglo a la cual produce su propia obra; así como por la eficacia de los ojos vemos bien, del mismo modo que la agilidad del caballo lo convierte en apto para correr, para sostener al jinete y resistir al guerrero. Si esto es así, entonces la virtud del hombre estará constituida por aquellos buenos hábitos humanos conforme a los cuales se hacen bien las obras que son apropiadas. Esto ya lo dijimos antes, pero lo aclararemos más al considerar su propia naturaleza.
En todo lo discreto y lo divisible pueden distinguirse lo más, lo menos y lo igual; y esto como tal o en relación a nosotros, de tal modo que lo igual resulta el término medio entre el exceso y la insuficiencia.
Y llamo término medio de algo a lo que dista por igual de cada uno de los extremos siendo uno el mismo para todos. Así, si diez es mucho y dos poco tomamos el seis como el término medio respecto a esos pocos, porque lo sobrepasa y es excedido en una cantidad igual, de modo tal que en eso consiste el término medio en la analogía aritmética. Pero, para nosotros, no puede entenderse así, porque si para uno es mucho comer diez y poco comer dos, el instructor no indicará seis porque esa cantidad bien puede resultar mucho o poco para quien la va a ingerir.» [Ética a Nicómaco, 1106a-b]

Comentario

La ética de Aristóteles es una ética eudemonista, eso significa que la felicidad es el fin último de las acciones humanas. Para ser felices debemos actuar de acuerdo con la virtud, y en el presente texto Aristóteles nos explica algunas de las características de las acciones virtuosas. En primer lugar se nos dice que «la virtud es un hábito». Aristóteles consideraba que «una golondrina no hace verano», es decir, que las acciones virtuosas aisladas no nos conducen a la felicidad. Pero se da cuenta de que no es suficiente definirla como hábito. Puede haber hábitos no virtuosos y, entre los virtuosos, unos son mejores que otros. Aristóteles necesita encontrar el ‘mejor’ hábito, el que se corresponde con lo que nos es más propio, «la virtud del hombre». Aquí se nota que Aristóteles es un pensador naturalista, pues se fija en la naturaleza humana para determinar la virtud. Si la naturaleza de los cuerpos físicos hacía que estos cayesen hacia la tierra, la naturaleza del ser humano hace que la virtud sea lo que es más propio de su ser. Aunque no se menciona explícitamente en el texto, lo que es más propio de su ser es la razón. La razón nos vale para dos cosas: (1) Para conocer el mundo, es decir, para llevar una forma de vida contemplativa, que es la que nos da la felicidad (virtudes dianoéticas). (2) Para acertar en nuestra vida práctica (virtudes éticas). Esas virtudes de la vida práctica se logran cuando se sabe encontrar el término medio que en cada caso es adecuado. Por eso en el texto Aristóteles nos dice en el texto que el término medio es relativo, porque depende de cada persona y de cada situación. Esta capacidad de la razón para encontrar un término medio es lo que Aristóteles llama prudencia (phrónesis).

8 | Hábito y término medio

«La virtud es, por consiguiente, un hábito peculiar que consiste en un término medio relativo a nosotros, determinado por la razón y por aquello que se origina en la demarcación del prudente.
El término medio es aquello que se coloca a igual distancia de los dos extremos, uno marcado por el exceso y el otro por la insuficiencia; y también por sobrepasar o por no alcanzar el límite preciso de las pasiones y de las acciones, en tanto que la virtud siempre encuentra y elige libremente el término medio.
Por eso, en lo que respecta a su peculiaridad, y a la caracterización que hicimos de lo que es, la virtud resulta un término medio; pero en relación a lo mejor debe considerarse algo eminente.» (Aristóteles, Ética a Nicómaco)

Comentario

El texto gira en torno a la idea de virtud, cuyas definiciones ofrece Aristóteles en el marco de su teoría éticas, identificándola con el término medio entre dos extremos: uno por exceso, el otro por defecto. De esa idea principal se derivan otras tres:

(1) El término medio lo dictamina la razón (prudencia), que se encarga de moderar las pasiones y los actos del sujeto. Esto significa que la función racional propia del almas humanas, debe encargarse de controlar las funciones sensitivas que constituyen la parte inferior, animal, del hombre.

(2) El término medio es «relativo as nosotros»; es decir, no puede, aplicarse de forma puramente objetiva, sino atendiendo a las peculiares circunstancias y características del sujeto que actúa: lo que puede ser conveniente o ajustado para un individuo puede no serlo para otro que se encuentra en una situación distinta.

(3) Finalmente, Aristóteles adviertes que es erróneo identificar el término medio prescrito con la mediocridad. Las virtud es un término medio desde un punto de vista ontológico, pero, en cuanto al valor de la acción que representa constituye lo más perfecto; es, como dice Aristóteles, una perfección «eminente».

9 | Las virtudes

«Por tanto, si las virtudes no son ni pasiones ni facultades sólo queda que sean hábitos. Con esto está dicho qué es la virtud genéricamente. Pero es menester decir no sólo que es un hábito, sino además de qué clase. Hay que decir, pues, que toda virtud perfecciona la condición de aquello de lo cual es virtud y hace que ejecute bien su operación: por ejemplo, la excelencia del ojo hace bueno al ojo y su función (pues vemos bien por la excelencia del ojo); así mismo la excelencia del caballo hace bueno al caballo y lo capacita para correr, para llevar al jinete y afrontar a los enemigos. Si esto es así en todos los casos, la virtud del hombre será también el hábito por el cual el hombre se hace bueno y por el cual ejecuta bien su función propia. Cómo es esto así en parte lo hemos dicho ya; pero se aclarará aún más si consideramos cuál es la naturaleza de la virtud. En todo lo continuo y divisible es posible tomar más o menos o una cantidad igual, y esto o desde el punto de vista de la cosa misma o relativamente a nosotros; y lo igual es un término medio entre el exceso y el defecto.» [Ét. Nic. Libro II, 6]

Exponer las ideas fundamentales del texto y las relaciones existentes entre ellas.

Nota: lo siguiente es una aproximación al texto que no sigue nuestro modelo de comentario (tipo PAU), que como sabéis nos pide centrarnos más directamente en la idea principal.

Como es sabido, la ética se ocupa de estudiar la justificación racional de las normas morales que rigen la conducta humana. Parte siempre de una determinada concepción del ser humano, es decir, de una antropología, referida a un contexto histórico y humano determinado. Las ideas más representativas de la ética aristotélica se hallan en la Ética a Nicómaco. Se trata de una ética «eudemonista», es decir, una ética de la felicidad. Pero es también una ética de la virtud, el medio por excelencia para alcanzar la felicidad, tema central de este fragmento.

A la hora de definir la virtud, Aristóteles procede a determinar el género de cosas al que pertenece la virtud. Se dice de la virtud que es una «afec­ción del alma»; es decir, que se incluye en esa clase de cosas que ocurren en el alma. Ahora bien, en el alma encontramos al menos las tres clases de afecciones siguientes: facultades, pasiones y hábitos.

  1. Sería inadecuado considerar la virtud como una facultad, puesto que a nadie se le llama bueno o malo (en sentido ético) por tener una fa­cultad o carecer de ella.
  2. Igualmente, sería erróneo considerarla una pasión, pues nadie es vir­tuoso ni vicioso por sentir tales o cuales pasiones (sino, en todo caso, por lo que hace como consecuencia de tales sentimientos).
  3. Por tanto, la virtud solo puede ser un hábito. A diferencia de los dioses, los hombres no pueden ser buenos «de una vez por todas» o «de una vez para siempre», sino que en ellos la bondad, como la maldad, tiene que darse «una vez tras otra» y, por tan­to, solo puede entrar en su carácter convirtiéndose en un hábito.

En concreto, la virtud es para Aristóteles el hábito de elegir (en las pa­siones y facultades que inclinan a la acción) el «término medio» de acuerdo con la razón (es decir, con el logos): no es bueno quien se en­fada ni quien no se enfada, sino quien se enfada en la medida en que ha de hacerlo, con quien debe enfadarse y cuando procede, y así con res­pecto a todas las demás afecciones.